Hace ya varios años, perdí un gran amigo. Esa clase de amigos que nos cambia la forma de ver el mundo. Con él compartí buenos y malos momentos, política, música, libros, varios programas de radios y mucha cerveza. A él, de alguna extraña forma, le debo la familia que hoy tengo.
En las charlas después de la radio y ya a altas horas de la noche divagábamos sobre nuestro futuro y en la necesidad de retirarse a vivir una vida más plena, el sueño era...
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